En el ecosistema empresarial actual, todos hablamos de Transformación Digital. Es el mantra del crecimiento. Sin embargo, un nuevo estudio reveló una realidad incómoda: solo 1 de cada 3 iniciativas alcanza realmente sus objetivos.
En nuestra experiencia trabajando con líderes de negocio en Quilsoft, entiendo que no se trata de falta de inversión, sino de tres fallas críticas de planificación y enfoque. Estas fallas se amplifican en nuestra región, donde los vaivenes económicos y las urgencias presupuestarias tienden a desarticular los procesos antes de que maduren.
Si el proyecto está estancado o no da los resultados esperados, probablemente se deba a uno de estos motivos:
1. La falta de brújula: El 64% inicia sin hoja de ruta
El informe es contundente: el 64% de los proyectos se inicia sin una hoja de ruta definida. Esto es como querer construir un edificio sin plano: hay mucho cemento y trabajo, pero el resultado es incierto.
¿Qué implica esta carencia? Si no tengo definido mi Producto Mínimo Viable con objetivos claros y medibles, mi equipo se dispersa. La transformación digital se convierte en una serie de parches en lugar de una evolución estratégica.
En un contexto como el argentino, iniciar un proyecto sin un plan detallado lo deja expuesto. Los cambios frecuentes en directorios y las urgencias presupuestarias encuentran el camino fácil para recortar un proyecto que nunca tuvo sus métricas de éxito bien definidas.
La solución: necesitas un assessment que defina el cómo estoy y el a dónde voy en 30 días, asegurando que cada inversión tenga un propósito y un retorno claro.
2. El síndrome del silo: el liderazgo ausente
Otro punto crítico: el 56% de las empresas reconoce falta de apoyo de la dirección ejecutiva. La transformación digital no es un proyecto de IT, es un cambio cultural liderado desde arriba.
Cuando la Dirección Ejecutiva no se involucra o no es visible: Si mi CEO o Directorio no da el respaldo visible, los silos internos de la compañía (ventas, contabilidad, operaciones) se resisten a la integración de datos y a la reingeniería de procesos.
En momentos de crisis, el proyecto digital es el primero en ser castigado si la Alta Dirección no lo considera un pilar estratégico y de crecimiento.
Desde el inicio, tengo que convertir a mi Directorio en el sponsor activo del proyecto. El plan de implementación debe mostrarles, con datos (los famosos KPIs), cómo el ERP no solo mejora un proceso interno, sino que impacta directamente en la rentabilidad del negocio.
3. La ceguera operacional: el 76% olvida al cliente
Esta es, quizás, la falla más grave: el 68% de las iniciativas se centró en procesos internos y el 76% no se alineó con las verdaderas necesidades del consumidor.
¿De qué sirve automatizar mi facturación (proceso interno) si mi cliente sigue sin tener trazabilidad de su pedido o no recibe respuesta por WhatsApp?
- Enfoque desviado: Mi transformación digital no debe ser solo para "ordenar la casa" (solo procesos internos), sino para mejorar la experiencia de mi cliente.
- Hoy, los consumidores son más digitales y exigentes que nunca. Las iniciativas que no se centran en la omnicanalidad, la personalización y la autogestión pierden terreno rápidamente.
- Al elegir una plataforma como Odoo, tengo que priorizar módulos que den quick wins al cliente (CRM, Portal B2B, Chat en Vivo). La automatización interna (backoffice) debe ser la base para que mi equipo tenga tiempo de dar valor al cliente (frontoffice).
Conclusión: de la intención al éxito sostenible
El bajo éxito de la transformación digital no es un problema de software, sino de estrategia. Para no caer en la estadística, necesitas asegurar tres cosas: liderazgo comprometido, una hoja de ruta definida y una obsesión por el cliente.
Si tu empresa se siente identificada con estas fallas, es momento de pausar, reevaluar y construir el plano de casa con un socio que tenga la experiencia regional para sortear los obstáculos.
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